6 de Agosto de 2019. Volcán KELIMUTU


Hoy madrugamos un poquito para ver amanecer en el monte Kelimutu… a las 4 nos espera el coche que hemos contratado para subirnos hasta la cima. Son 50 minutos de trayecto hasta el aparcamiento y de allí hasta arriba, 20 minutos andando por una pronunciada cuesta.

Una hilera de linternas, como si de luciérnagas se tratara, vamos en peregrinación hasta la cima y allí nos sentamos todos esperando a que el astro rey aparezca y nos caliente un poquito porque estamos todos helados como pollos!!

El amanecer es muy bonito, con el lago turquesa de base y la silueta de los montes de fondo.






Allí disfrutamos unas dos horas de la salida del sol y de la aparición paulatina de los lagos de tres colores. El primero y más cercano al mirador, es el lago color turquesa que presenta unas aguas que casi parecen pintura de lo espesas que se ven. Detrás de este, está el segundo que es ahora de color azul intenso, pero que en el pasado fue rojo, como muestran muchas fotos. Y al otro lado del mirador, hay un lago de color negro, pero que hoy se presenta tímido y no quiere asomar entre las espesar nubes.






Los tres son cráteres del volcán Kelimutu, lugar sagrado para las personas locales, que creen que las almas de sus muertos se encuentran allí. En el azul turquesa los niños, en el azul intenso la gente buena y en el negro los malvados. 

 A las siete nos espera abajo nuestro chófer para llevarnos al pueblo. Después de un desayuno bastante penoso en el Antoneri, nos vamos a ver el mercado. Hoy martes es día de mercado en Moni y viene muchísima gente de todos los alrededores a comprar y vender productos frescos, pescado seco, ropa, utensilios, etc. 
 


El mercado es alegre y pintoresco, como todos los mercados, nos recuerda mucho a África. Además, la gente sigue llevando vestimenta local, con los ikats de tonos marrones y negros cubriendo las piernas de las mujeres y de muchos hombres. 



A las diez se supone que llega el autobús desde Maumere camino  de Bajawa, nuestro próximo destino. Ayer le dimos el dinero de los billetes (150 IDR por barba) al hermano del dueño del hostal para que nos los comprara cuando pasara el autobús... craso error! 
Al principio esperamos pacientemente, incluso nos echamos una sietecita, pero cuando ya pasa 1 hora, hora y media y el autobús sigue sin llegar, nos empezamos a impacientar... unos más que otros... Preguntamos  en la calle y hay cantidad de furgonetas que nos pueden llevar hasta Bajawa, pero claro, necesitamos el dinero que le pagamos ayer a Thomas. Se lo pedimos al principio con paciencia, pero cuando es obvio que no nos lo va a dar porque seguramente ya se ha gastado su parte de mordida, Pablo y Gemma comienzan a impacientarse... Afortunado Thomas, que cuando la tensión estaba ya muy elevada, apareció el dichoso autobús y pudimos irnos…

El bus, además, parece más típico africano que lo que hemos visto hasta ahora en Asia. Vamos como sardinas en latas en unos asientos súper incómodos y con bolsas y cajas a nuestros pies que nos impiden estirar las piernas…. Así 6 largas horas!





Por fin llegamos a Bajawa a las 6 de la tarde y nos dejan en la misma puerta del hostal Cinnamon, nuestro próximo destino, valorado con un 9,6 en Booking. La decoración del hostal no tiene nada en especial, se nota que está regentado por gente local, pero el dueño es extremadamente amable y esto es lo que provoca la elevada valoración.
Salimos a cenar al Maibeth restaurant, que lo tenemos en frente y tb tiene muy buenas críticas. Por fin comida occidental!! Nos comemos un atún a la parilla con verdurita que nos sabe a gloria!! Además tiene música en directo y nos quedamos un rato más tomando unas cervecitas. Muy a gusto.    

   

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