5 de Agosto de 2019. De Maumere a Moni
Hoy volamos a nuestro último destino: la isla de Flores. Madrugamos para
coger el vuelo a las 5.40h con destino Maumere, capital de Flores. No deja de sorprendernos el
alto nivel de los aeropuertos indonesios, el de Makasar está casi al nivel
del de Yakarta. Desayunamos en un Starback por volver un poco a la comida
occidental y nos clavan 212 k (14€) por dos cafés y un cruasán, más que muchas de las comidas que hemos
hecho durante el viaje…
El
aeropuerto de Maumere es mucho más sencillo y solo tiene una cinta para recoger
las maletas. Mientras esperamos Pablo pacta con un taxista llevarnos a la
Estación de Autobuses por 50000 IDR, estamos muy cerquita de la ciudad. La estación
resulta ser unas cuantas furgonetas aparcadas en la calle. Cogemos la que nos
dicen que va hasta Moni por 75000 cada uno. El trayecto dura 2,5 horas, cuando
esperábamos algo más. La carretera serpentea por la ladera de sucesivas
montañas y aunque está en buen estado, es un poco mareante.
Ya
en Moni buscamos nuestro hotel Antoneri Guest House, que está a tan solo unos
metros de donde nos han dejado. Dice la guía que la ciudad ha crecido a las
faldas del volcán Kelimuto buscando abastecer las necesidades de los turistas
que nos acercamos a la zona y la verdad que es fácil ver que así ha sido. Una
multitud de establecimientos turísticos se agolpan a ambos lados de la
carretera esperando ansiosos a los turistas que nos acercamos por ahí.
Casi
todos los hoteles de Moni anunciados en booking tienen muy mala puntación; yo
me decanté por el Antoneri porque era el mejor calidad/precio. Hoy, leyendo de
nuevos las críticas, casi me arrepiento porque lo ponen a caldo! Pero nosotros
tenemos suerte y cuando llegamos está el dueño y están acabando de limpiar las
habitaciones. Tienen un feo detalle porque nos dan unas (las únicas con vistas)
y luego nos las cambian por otras mucho más cutres, pero bueno, nos lo tomamos con mucha filosofía...
Después
de aposentarnos, nos vamos a buscar un sitio para comer. Pablo se niega a usar
Tripadvisor (demasiado mainstream para un viajero tan guay ;-) ) todo el tiempo y nos metemos en el que nos parece bien. La comida
digamos que es “mejorable”, con un sándwich de tomate y queso que en fin….Igual
que la ensalada de tomate y aguacate sin tomate y sin aceite y sal….
Tras
la suculenta comida, nos vamos en busca de las aguas termales y de las
cataratas que nos han dicho que hay y donde nos podemos bañar. Vamos primero a
las piscinas termales que son unas pozas de piedra que cuidan con esmero y
donde el agua está a altísima temperatura!!. Para entrar hay que pagar 10
k cada uno. Disfrutamos solos del paisaje mientras nos damos unos baños
abrasadores!!!
De
ahí nos fuimos de vuelta al pueblo para entrar a ver las cascadas. Hay dos, la
primera tiene una gran poza donde te puedes bañar (entrada 10k) y en dónde así
lo hicimos, claro! El agua estaba buenísima y la cascada te hacía un buen
masaje.
Para
llegar a la segunda cascada también hay que pagar 10 k. El camino discurre
entre paredes verticales y un bosque frondoso de bambú, el mismo que usan para
construir los puentes que te encuentras a cada paso del camino para vadear ríos
y obstáculos.
De
subida decidimos hacerlo por el lado contrario y ahí nos desorientamos un poco
y nos cuesta encontrar el camino al pueblo. Pasamos por la aldea donde viven
los locales y nos sorprende comprobar como construyen las tumbas junto a la
casa principal y cómo los niños juegan alegremente sobre las lápidas. Es muy interesante observar y analizar la relación con la muerte de las diferentes culturas... los únicos que vivimos de espaldas a ella somos los occidentales!!
Primer pequeño rumiante que vemos en este viaje!!!
Cenamos
comida española: jamoncito y lomo embuchado (nunca faltan en nuestro equipaje), que sientan como dios!! Luego nos
vamos a tomar un cerveza al Monti, un bonito bar que tiene música en directo.
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